domingo, 28 de septiembre de 2008

El Caballero Inexistente

AUTOR:
Italo Calvino nació en Santiago de las Vegas cerca de La Habana en Cuba, donde trabajaba su padre Mario, agrónomo, quien dirigía una estación experimental de agronomía. Su madre, Evelina Mameli, oriunda de Cerdeña, se había licenciado en ciencias naturales, fue un escritor italiano. Falleció en Siena Italia, en 1985. Él mismo había formado parte del ejército partisano. Vivió en Francia algunos años. Partió de sus experiencias partisanas para escribir gran variedad de temas, casi siempre tratados con una sutil ironía. Su prosa es límpida y elegante. En sus intervenciones políticas influyó decisivamente en el debate cultural de la posguerra.
Su infancia la pasó en San Remo (Italia). Quiso seguir los estudios de agronomía como su padre (en la Universidad de Turín), pero, los abandonó por la guerra, en ésta el lucho contra el fascismo. En 1944 se alistó en el Partido Comunista Italiano. Después de la guerra se volvió a inscribir en la Universidad de Turín pero en estudios literarios, donde se recibió.
En 1957 acaba su relación con el Partido ya que llevaba un tiempo en que su relación iba empeorando. Luego empezó a trabajar con la editorial Einaudi, con la trabajará toda su vida. También codirigió la revista II Menabo, con la que entró en contacto con el grupo de artistas franceses Oulipo. Gracias a la ayuda de su amigo escritor Cesare Pavese escribió su primera novela “Los senderos de los nidos de araña” que retrataba su vida en la resistencia. Luego publicó la trilogía “Nuestros antepasados”, que incluye: “El vizconde demediado”, “El barón rampante” y “El caballero inexistente”. Y carias más como ser:

SUS OBRAS:
En 1947 escribió El sendero de los nidos de araña.
El vizconde demediado, 1952.
Cuentos italianos, 1956.
El barón rampante, 1957;.
El caballero inexistente, 1959;.
La jornada de un interventor electoral, 1963.
Las cosmicómicas, 1965, ampliadas en 1984, con el título de Cosmicómicas viejas y nuevas.
Ti con cero, 1968.
Las ciudades invisibles, 1972.
El castillo de los destinos cruzados, 1973.
Si una noche de invierno un viajero, 1979
Palomar, 1983.
Es autor de un libro para niños titulado Marcovaldo, 1963.
Uno de sus ensayos: Punto y aparte, 1980.
En 1984 publicó, Colección de arena, recopilación de sus prosas casuales.

EL NARRADOR:
Aspecto o focalización:
Toda la obra es vista por el narrador, que es quien conoce todos los hechos. El narrador, es decir, la monja que se encuentra en el convento llamada Sor Teodora, religiosa de la orden de San Colombino, es quien domina toda la situación, ya que está escribiendo la novela en el convento, siendo la base de una reconstrucción de manuscritos que tiene en su poder, charlas escuchadas en el locutorio, testimonio de gente de la época, etc., pero sobre todo a partir de su propia imaginación.

Tipo de focalización según la relación del narrador con la historia:
Básicamente, el narrador se encuentra inmerso a lo largo de la historia, sobre todo a partir del capítulo V, que es cuando, la monja, (el narrador), comienza ya a integrarse realmente en la sucesión de los hechos de la historia, con lo cual tenemos que hablar de una.
Focalización interna, ya que el foco de emisión se encuentra en el interior de la historia.
¿Será ya al final, cuando descubrimos quién es realmente la narradora?. Es la gran sorpresa final de la obra, ya que el lector no imagina que la propia narradora pueda ser también la coprotagonista del libro, la joven que conocemos con el nombre de Bradamante.
Focalización según las coordenadas espaciales:
La focalización del narrador se encuentro siempre por encima del objeto narrado, ya no existe ningún tipo de limitación (espacial) a la hora de narrar cómo los acontecimientos ocurren. Esto está especialmente ligado, a pesar de que el narrador muestre una focalización interna, al dominio total que el narrador posee sobre la totalidad de la obra que describe.

Focalización según las coordenadas temporales:
El narrador domina, tanto el pasado, el presente, como el fututo, por lo tanto hablamos de una situación de focalización pancrónica. Así lo podemos comprobar cuando comienza la historia y el narrador empieza a describir todas las hazañas de los caballeros a los que Carlo Magno está pasando lista, en especial en la descripción del caballero de la armadura blanca, Caballero Agilulfo. También domina el futuro, algo que podemos comprobar cuando se relatan los hechos que van a acontecer, en especial, cuando el Caballero, Agilulfo comienza su búsqueda de la dama a la que un día salvó y gracias a ello consiguió su título de caballero.

Nivel analítico psicológico:
El nivel analítico psicológico que podemos comprobar en la obra es totalmente subjetivo, ya que estamos hablando de una narradora que vive todos los hechos que después más tarde describe en su escritura. Es algo que podemos comprobar en cualquier momento cuando describe cualquier cualidad del caballero Agilulfo.

Nivel ideológico:
La narradora, a pesar que ha vivido todo lo acontecido, se muestra en una situación pasiva con respecto a la obra al comienzo, pero poco a poco comienza a integrarse más y más en la historia, hasta que al final, ella es la protagonista y encontró a su amor platónico que había abandonado, por ingresar al convento.

LA VOZ:
Debido a que el narrador forma parta de la historia que se cuenta estamos hablando de un relato homodiegético. Esto lo podemos comprobar al final de la obra, en el último capítulo: ¡Eh! Buenas hermanas, ¿Podríais decirme por favor si ha encontrado refugio en este convento una guerrera, la famosa Bradamante?
Vaya, buscando a Bradamante por el mundo, Rambaldo tenía que llegar hasta aquí. Oigo la voz del hermano guardián que responde: No, soldado, aquí no hay guerreras, sino sólo pobres y piadosas mujeres que rezan para pagar por tus pecados.
Ahora soy yo la que corro a la ventana y grito: ¡Sí, Rambaldo, estoy aquí, espérame, sabría que vendrías, ahora bajo, partiré contigo!
De acuerdo con la relación Tiempo−Voz la narradora, nos encontramos ante una narración simultánea, ya que Bradamante, es decir, la narradora, relata los hechos de una forma inmediata, a la par que ella los comenta. Finalmente, cuando Rambaldo, llega al convento a buscarla, es un buen ejemplo para comprobar esto.

PERSONAJES:
Carlo Magno: caballero
Agilulfo Emo Bertrandino: caballero de la armadura blanca
Rambaldo:
Bradamante:
Gurdulú:

NIVELES NARRATIVOS:
Nos encontramos con un relato marco, que es el que corresponde a la narradora y toma la trama de su historia: un convento en el que a ella le encomiendan la función de escribir, mientras que a otras hermanas le encargan la limpieza, a otras la cocina y así hasta que llega el desenlace final a la obra, el reencuentro de Bradamante con Rambaldo. Otra historia que aparece desde el principio inmersa en la anterior es la del caballero Agilulfo, por lo tanto esta es una historia diegética. Podría parecer que esta es la historia principal, pero cuando analizamos el libro detenidamente, nos damos cuenta de que es la historia con la que se hila el resto del libro, pero a pesar de ello no es la historia marco. Otra historia que aparece es de Turrismundo. Estamos en este caso ante una historia metadiegética, ya que se encuentra inmersa en la historia diegética de Agilulfo. A groso modo, estas son las tres historias más importantes que aparecen en la obra de Italo Calvino, a su vez, cada una de ellas tiene una serie de ramificaciones y personajes que son importantes en la obra.

MODALIDAD:
Tipos de discurso verbal:
En toda la obra nos encontramos con un discurso directo. Ello es así porque el narrador introduce los diálogos de los personajes con el verbo distendí. Podemos comprobarlos en algunos ejemplos como los siguientes:
Agilulfo ni siquiera se volvió, dijo: − Te equivocas, no soy el oficial de guardia − y siguió adelante. En el capítulo III.
− Será como decís hermano − respondió Agilulfo. En el capítulo VIII.
− ¡El hombre pez! ¡El hombre pez! − Gritan. En el capítulo IX.

Frontera entre narración y descripción:
La descripción en esta obra cumple una función demarcativo pues subraya las divisiones del enunciado, actúa de frontera inicial o final de una acción, presagia un desarrollo... Es algo que podemos comprobar en cualquier momento de la historia. Aquí destaco un ejemplo:
Bajo las rojas murallas de París se alineaba el ejército de Francia. Carlomagno iba a pasar revista a los paladines. Llevaban allí más de tres horas; hacía calor; era una tarde de comienzos de verano [...].

TIEMPO Y RELATO:
Orden temporal: El relato literario presenta anacronías: el narrador se va al pasado para aclararnos un punto de
la historia o a veces se adelanta.
Duración temporal: Se da la anisocronías. Son un sumario o resumen de escenas, elipsis, ya que suprime un fragmento de la historia.
Frecuencia: Estamos ante un relato singulativo, ya que se cuenta una vez lo que ha pasado una vez.

LA ESTRUCTURA DEL DISCURSO:
ESTRUCTURA: externa / interna: Estamos ante una obra narrada, que consta de doce capítulos. Esta estructurada en un comienzo, en un desarrollo y en un final.
SECUENCIA: En esta obra nos encontramos con macrosencuencias o secuencias, que a su vez se dividen en

MICROSECUENCIAS: como partes de la trama.
Funciones: Nos encontramos con indicios contenidos: no modifican sus hazañas pero sí modifican los contenidos.
Motivos: Nos encontramos con motivos que desde el punto de vista de la estructura son dinámicos, ya que modifica la situación.

ARGUMENTO:
Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Otros de Corbentraz y Sura, caballero de Se limpia Citerior y Fez, no existe. O eso al menos barruntan sus compañeros de armas porque el desolado interior de su yelmo vacío no puede hacer pensar otra cosa. Pero Agilulfo existe de la única manera en la que la existencia es indiscutible; por la propia fuerza de la voluntad.
No es el de Agilulfo un deseo vacuo, no quiere existir por el mero hecho de que la existencia tenga una significancia especial, Agilulfo quiere existir porque es en la existencia donde se reafirma su propio ser... que no es. La existencia etérea de Agilulfo es, por lo demás, irritante. Como la única pasión humana que exhibe es precisamente ese mismo afán de existencia, todo lo demás se convierte para él en un reto para llegar a la suprema humanidad, que confunde con suprema perfección. Todo lo que hace, dice, recomienda y responde está sujeto a las más altas cotas de excelencia. Así, entiende la vida militar como un incesante cumplimiento de las ordenanzas, su condición de caballero implica que las reglas de la Caballería son respetadas hasta la última coma, incluso como amante resulta sobresaliente... tanto que a las damas la experiencia les resulta tan excitante que incluso se olvidan de que han yacido con una armadura vacía sin mediar ayuntamiento carnal.
En fin, que Agilulfo acaba por ser un tipo que incordia a todos y al que todos odian, cordialmente, eso si, puesto que al menos se hace cargo de las tareas menos gratas del campamento de Carlomagno.
Sin embargo, la sobria felicidad de Agilulfo se ve ensombrecida por una revelación; bien pudiera ser que su condición de caballero andante haya sido ganada en circunstancias engañosas, lo que conllevaría ser despojado de su condición y por ende vaciar de contenido, si es que se puede decir así, su férrea voluntad de existencia. Acompañado pues de su errático escudero Gurdulú, en justo contraste con su señor, personaje carnal donde los haya, y perseguido por la guerrera Bradamante, enamorada no de la armadura, sino del ideal que contiene, parte a tierras sarracenas para intentar aclarar que o quien puede arrebatarle su condición de caballero.
La prosa de Calvino, invariablemente, es irónica. Presenta a los caballeros del ejército de Carlomagno como una pandilla de vividores más preocupados de las cartas, el vino y las mujeres que de batallar y campear por la cristiandad. Por ello es tan poco bien recibido Agilulfo, porque les recuerda a cada paso, con cada ademán, la deshonra que suponen para su cofradía.
A excepción del propio Agilulfo, que ya lo ha encontrado, todos los personajes de la novela buscan su destino, Bradamante su hombre ideal, que encuentra en Agilulfo, aspirantes a caballeros ansiosos por conseguir fama y fortuna, infanzones en busca de venganza, Gurdulú siempre ansioso por comer y si puede fornicar. Todos ellos van encontrando lo que buscan, algunos rebajando sus expectativas, otros más de lo que esperaban.
Finalmente, Agilulfo es el único que aún estando donde quería estar, acaba siendo desdeñado y relegado, porque hay cosas para las que la simple voluntad no basta. Un poco de suerte nunca está de más análisis de textos de literatura infantil y juvenil. La voz del caballero Aguilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los otros de Corbentraz y Sura llegaba metálica desde dentro del yelmo cerrado, como si no fuera una garganta sino la propia chapa de la armadura que vibrase. Y es que, en efecto, la armadura estaba hueca, Aguilulfo no existía. Solo a costa de su fuerza de voluntad, de convicción, había logrado forjarse una identidad para combatir en el ejército de Carlomagno. Aguilulfo puso todas sus fuerzas en un orden deseado y lo hizo con tal sentido de la exactitud que consiguió robar el corazón a la altiva amazona Bradamante. Como este caballero era excesivamente prolijo, honrado, totalmente eficiente en lo que hacía y muy obediente, en el ejército eraconsiderado un estorbo debido a su mal humor y su sentido de la perfección, ya que se creía superior al resto de los honrados paladines. Aunque lo cierto es que lo era. Calvino plantea en esta historia situaciones en las que un hombre es amado, otro desea vengarse y un tercero se considera hijo, amante, amigo y caballero. El tema de este relato es la diferencia entre lo que uno es y lo que uno cree ser, es la búsqueda de la identidad.

CITAS:
“El arte de escribir historias está en saber sacar de lo poco que se ha comprendido de la vida todo lo demás; pero acabada la página se reanuda la vida y uno se da cuenta de que lo que sabía era muy poco”. “Toda historia no es otra cosa que una infinita catástrofe de la cual intentamos salir lo mejor posible.”

VALORACIÓN PERSONAL:
Yo pienso que esta novela es muy atrapante y sobre todo muy divertida y graciosa en ciertas partes. Me gustó mucho leerla y, sinceramente, tuve una sensación de vacío y a la vez de tristeza cuando logré terminarla. Ese vacío no estoy seguro de lo que significó pero me dejó una sensación muy agradable que no tenía desde hacía bastante tiempo. El final me gustó mucho porque cuando iba por la mitad del relato pensé que tendría un final convencional, como que Aguilulfo reencarnase en hombre o lograse conseguir un cuerpo y se quedase con Bradamante. Pero lo cierto es que nunca pensé que podría terminar así.

No hay comentarios: